7.6.10

Para el Buk

Y salir a caminar. Pisar los pasos pisados. Abandonar el barco, el tren y el microbus de la muerte.




Las historias de ciudad son tan aburridas cuando se cuentan antes de dormir. Por éso es mejor salir a caminar. Una ciudad como ésta se llama soledad. La soledad no es otra cosa que estar vivo.




Hay una carta que escribí hace 10 años. Tantas noches perdidas, tanto viento. Casi todas las noches prendo una botella hasta incendiarme. Caminar veloz y de prisa. A veces siento que he perdido algo. Y es como seguir sin camisa, o sin calzones. Y lo buscas en los libreros, en las ventanas, en los terceros pisos. Nada. Y a veces hay árboles. Y un colibrí que me persigue. O me sigue? Llegué a ése lugar a donde vamos todos alguna vez. Miré el letrero de bienvenida. "Aquí es La Muerte, pase usted". Una mujer de ojos negros estaba sola. Piernas largas, pezones rojos perfilados en seda. Sí, justo como me la imaginé. Me senté a su lado. Saqué la carta, tenía tu nombre.


"Siempre quise escribirte, viejo indecente, hijo de puta. Charles Henry Bukowski. Siempre ha sido correr, correr hasta el último piso, hasta la otra esquina, hasta la escuela, el camión y la mesa. Nunca te has visto? En ésta historia no hay nudo, hay presagios y pozos. Y cuando estás en el baño, en un parque, en una estación, en el pinche metro o en la cama con ella, encuentro tus huellas, el charco de sangre, la saliva embarrada en las palabras conque me hacías sentir que era menos desgraciado. Las tristezas de saber el pasado ladrando tras de mí, en cada respiro. El abandono. El deseo. El sexo. La libertad. La angustia. Las manos juntas. La fuerza de lo que sufre. Ni Hemingway, Céline, Dostoievsky, Morrison. Ni Miller, ni Antonin Artaud. Ni Parménides, ni Garibay. Ni siquiera Pedro Juan Gutiérrez. Sus nombres retumban mientras corres, avanzas, pisas, brincas. Corres hasta perder la cabeza, el hastío, la desolación, porque todo pasa simultáneo y no se queda.





Pero el Buk truena en tantas cantinas y bares, en los cuartos de hotel, en los cafés y en los cuartos desolados. Truena como un disparo en la oscuridad. Cuando en solitario matabas las botellas para salir del asco de un lunes o un mes de diciembre. Había que leerte en inglés y ahorrar un varo para tener en contraseñas, un blanco y grande libro que limpiaba las noches de ésa "sinfonía" del asco. De apestosos días de los noventa, coprofilia de amores rotos, los impulsos de seguir y los intentos de morir. Luego te moriste. Cabrón maldito, cómo me dejaste sólo?





Cuando siempre habías sido mi amigo en las pedas y en los líos, el hambre y la sed; de quitarle la ropa a las mujeres... Y así llegó el cartero el 9 de marzo de 1994. Tus 74 fueron el año de la bestia. Después todos querían ser como tú. Como cuando ahora, hay quienes se compran ropas andrajosas o gastadas con el fin de parecer urbanos y sucios. Las eyaculaciones se vendían en el Sanborns y las erecciones eran estigma y bandera de los que juraban ser una reencarnación. Imagina hasta un curso para saber qué bebías, dónde te metías y qué madrazos te pusiste...". Chingada madre. Ha pasado casi una década. El colibrí a veces nos visita. Del cementerio viene hasta aquí. Nunca quise ser como tú, ni me gustan las carreras de caballos. Conozco amigos como Posadas que saben que la vida es así, COMO TUS LIBROS. Y entonces es mejor cojerla, cagarse de risa, llorar hasta morir o simplemente... ser. Muchos beberán hasta vomitar su nombre y harán pendejadas para hacerse notar. Otros sólo podemos escribir. Sigo mis pasos hacia ninguna parte. El fantasma me dijo "ando erizo". Te sigo leyendo. cuando me siento en el baño. Cuando quiero escapar en el metro y ocultarme detrás de ése libro. Cuando les pongo wuevos a tod@s en un café mamón y me río a carcajadas. Si una cabroncita de tanga y tetas fuertes me dice: "puuta wueeeey, conoces a Bukosssssskiiiii??", le digo ... CHUPAS! Qué tranza con la gente wuey! La neta no mames, nunca pensé que te fuera a extrañar tanto. Pero es así, las cosas cambian. Siempre hay más perros del infierno para escapar. Para el buk. publicado en la quinceañera revista GENERACION.

Por Luís Martignon

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...