28.5.10



Veo, no sin cierta nostalgia, que el número de páginas, entradas o “posts”, como gusten ustedes, de este “blog”, bitácora o diario, también lo dejo a su gusto, ha bajado de manera drástica en los últimos meses. No es que no quiera escribir, nada más lejos de la realidad. Es que, sin saber muy bien por qué, no aparecen las ideas.


Por lo que sé, y por lo que he hablado con otros escritores, remunerados como tal o no, esto suele ocurrir. Son fases, épocas. Sobre todo si no te dedicas a escribir de forma profesional. Porque no todos los días puedes inventarte un relato en media hora, ni todos los días tienes media hora para inventarte un relato. Porque escribir, además de ser un arte, es un trabajo. Y no hablo de dinero. Hablo de horas delante del teclado, generando páginas y páginas de historias, tiempo dedicado a las letras, a los relatos que formas con ellas, a los giros, las formas y demás.

A veces, ser trivial funciona. Para escribir hay que escribir. Simple, fácil y efectivo. Pero, y esto más importante aún, para escribir hay que leer. Y mucho. Y por eso no estoy nervioso, porque yo ahora no escribo, pero leo. No dejo de leer. Voy de un género a otro, de una época a otra, ávido de palabras, empapando mi mente con la palabra de otros que escribieron antes que yo, y mucho mejor. Y, amigo mío, es, con diferencia, lo mejor que hago cada día.

Cada palabra, cada frase, cada página, es como un bocado delicioso, de un manjar exquisito que nunca quieres dejar de probar. Tal vez alguien se pregunte por qué no escribo tanto estos días.


Yo le respondo: es que estoy leyendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...