
No pido que te quedes.
Sólo quiero un último abrazo,
después te pediría un último beso
un último amanecer,
un último día,
un último recuerdo.
Y así pasaríamos
tres vidas...
tratando de decirnos adiós.
El final se alargaría
cuatro décadas en la cama,
siempre con el punto final
en el tintero.
Y nos aferraríamos
vidas enteras uno al otro.
Siempre con la despedida
en la punta de la lengua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario