7.1.10

Las Hormigas

Los olores del deseo han dejado el paso a los olores del vacío.
El perfume de los solitarios se esconde en unos besos sin dormir, y a la primera traición es el chanel que se añeja con el minutero.

Leo los versos de un poeta beat sobre mi cloaca de ciudad, a veces no me dicen nada que no sepa.
es dificil sorprenderme con visiones folclóricas y frases hechas.

También es dificil entrar hasta mis pedazos de cosmos, los que llevo como órganos quiméricos dentro de las venas y ésta cabezota hueca.

Ahora que me decidí por llegar hasta el final, éste estaba a la vuelta de la esquina, un callejón que debería haber reconocido.

Y me preparé de prisa, me apreté las botas y me puse el sombrero, llené la mochila de sueños y algunos discos.

Preparé mi cuchillo, mi mejor pluma y el cuaderno de viaje.
El libro a escribir estaba en el futuro presente.
La verdad a alcanzar era simplemente el destino.
Pero la luna llena no dura mucho tiempo, ni el amor es eterno porque casi nadie lo sabe, yo lo sé.

Así que ya en el callejón, tuve que abrir mis venas para encontrar la salida, estoy fuera pero no sé dónde y cada vez más lejos de donde empecé.

De vez en cuando platico con las hormigas en mi sala, llegó un pelotón de ellas y tomaron la mesa, no me molestan; no hay comida para mí ni para ellas. Hablamos de lo que pasó, de las manchas rojas que hay en la pared, de las manchas eternas de tus pasos y tu perfume venenoso.

...Ahora ya las hormigas no me dicen nada, sólo cuando quieren meterse a mi vaso las extermino.

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