4.1.10

No title


Respiro por los laberintos de la red. A punto de ahogarse, mi memoria a veces tiene un poco de aire con bites a 49 kbps, verdaderos rayos de color que alcanzan al destino y ésta realidad amorfa.


Polvo, hojas secas de no leerse. Las revistas regadas por el piso, la ropa tirada por el piso, la esperanza hasta el suelo.


Tengo una oportunidad? Pasan los días sin conectar algo, un buen hit. Vegeto frente a la pantalla. He aprendido tanto estos tantos meses que me he madurado de más para mis veintitantos (ya no pocos), aprendí que la verdad absoluta es que estoy solo de verdad, como un perro de la calle. No hay amigos posibles en mi trabajo, sólo conspiradores y ladrones. Y que no tengo trabajo. Que el amor compartido en una historia cotidiana es casi imposible a menos que desaparezcas para convertirte en el otro por amor. Que la crueldad es natural en la gente que no tiene que pensar cómo sobrevivir al día siguiente. Que ya no se puede intelectualizar la vida más, con libros, citas, películas y demás intestinos limpios, a costa de que seas un robot inútil. Sólo se puede a estas alturas pensar, filosofar y ser, testigo, ya no juez ni parte, mejor estar como espectador y hacer tus propias dimensiones para explicarte.


Ah, si no fuera por la radio en las noches, que sólo así sirve para llegar, con una música exquisita hacia la profundidad de todo. Dicen, ya me han dicho bastante – y eso, extrañamente me confirma que ya llevo muchos años de vuelo en esto y me hacen sentir viejo y a la vez con una seguridad y serenidad de que ya es inevitable lo que soy - , que tengo talento, que escribo muy bien, que yo sí escribo de verdad, que he dejado huellas con mis palabras que no se borran, que tengo cierta influencia en algunos que están empezando el camino, que soy el más auténtico, el loco, el suicida, el que no se deja convertir en nube de algodón, sino tormenta y arco iris.


Pero mi vida está jodida; eso si, he dejado lastres, quemado barcos, y matado cartas en el cajón. Aún hay polvo, pero la luz es diferente. Tengo lo que se llama experiencia y puedo seguir. Voy de compras, escapo en la madrugada, atravieso la ciudad de la muerte, engaño a mis perseguidores, y a los asesinos sin nombre que rodean el getho donde vivo.


Hay quienes siguen dando vueltas sobre sí mismos.

Dicen, que hay una leyenda con mi olor que todavía sigue volando. Entre tantos pinches olores, y perfumes deliciosos, millones de rostros y almas que quieren un asiento cómodo en esto de existir.


No estoy confiado, no tengo el ánima arriba tampoco. Y no me dejo volar en picada como antes. Simplemente dejo pasar la vida tan lentamente, y lo más importante, no espero nada.


Hago un paréntesis para catar mi soledad, escurre entre mis ropas con sudor, en la cama con mis lágrimas, apesta desde el baño, mis orines y saliva.


Hoy comí bien y mañana usaré éste bendito teléfono para viajar. El milagro, y la paradoja maldita de no poder oír ésa voz. Pero ésta máquina tan ágil y suave, se mueve como una bella y joven chica abandonándose a mis manos y mi delirio. Y la puta globalización me sirve para unos buenos tragos de vino barato y bueno. Aunque mañana no haya nada más. Mi futuro es de aquí a unas horas y mi corazón... hígado y riñones.

Así que dejo pasarlo todo, porque sólo tengo un tiro y quiero tirar a darle. Escucho una melodía en japonés... maravilloso. Es como un jazz, suave, necesario a éstas horas de brujas y catástrofes por construir las notas de la semana. Miércoles en la oscuridad que se diluye con la cercanía del despertador. Cuánto me quieres? Nunca lo sabré. Me pongo mal, y te digo lo que hay.


Ya me han juzgado y condenado, pero aún no he muerto del todo, hay algo que aún me quema y me hace estar despierto y pasar por entre líneas de fuego. Mis gatos duermen, el getho está tranquilo,

Por la tarde al despertar recordaré la incertidumbre de no tener trabajo ni familia, y otra vez la depresión me abatirá con todo, y recordaré algo de ti para poder hacer que algo por lo menos en mí se mueva y gire.


Y MIENTRAS, en ésta oscuridad palpable, un poco de luz de luna me acaricia las ganas y éste brillo frío y melancólico frente a la pantalla que me hace suspirar... cierro los ojos, tú sabes lo que veo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...